Emilia Martin
He trabajado con la fotografía durante años, pero no me gusta llamarme fotógrafa; me veo más como una narradora de historias. Sin embargo, la fotografía es el medio perfecto para explorar y comunicar temas que me apasionan profundamente, como desafiar la idea binaria de lo que se percibe como verdad y lo que se considera ficción. ¿Quién tiene derecho a contar historias que se consideran verdaderas y quién no? ¿Qué estructuras sostienen estos sistemas? Estas son las preguntas que me mantienen despierta por la noche.
El medio fotográfico está arraigado en la realidad: para tomar una fotografía de algo, al menos en cierta medida, debe ocurrir. Y, sin embargo, la fotografía nos ha estado engañando desde sus primeros días. Es esta cualidad del medio la que encuentro más fascinante.
No me interesa la discusión, tan antigua como el propio medio, de si la fotografía capta verdades objetivas.
Creo que los mitos y las historias son fundamentales para las realidades que construimos y creamos. No se puede crear lo que no se puede imaginar.
A través de actos de escenificación, capas y edición—lo que algunas podrían llamar manipulaciones visuales—uso la fotografía para construir nuevos relatos y mundos. Y, paradójicamente, encuentro que esta es la manera más honesta de comunicar a través de mi trabajo.
(ENG)
I have worked with photography for years, and yet I don't really like calling myself a photographer - I see myself much more as a storyteller. Photography is, however, a perfect medium to explore and communicate things I am deeply passionate about, such as challenging the binary idea of what is perceived as truth and what - as fiction.
Who has the right to tell stories that are seen as true and who doesn't, what structures in place support such systems - these are the questions that keep me awake at night.
Photographic medium is grounded within reality - in order to take a photograph of something, it has to, at least to a certain extent, actually take place. And yet, photography has been effectively fooling us ever since the early days of its invention. It is this quality of the medium that I find most fascinating.
I am not interested in the discussion as old as the medium itself, whether photography carries truths objectively.
I believe that myths and stories are fundamentals for the realities we build and create. You cannot create what you cannot imagine.
Through acts of staging, layering, and editing— what one may call visual manipulations - I use photography to build new narratives and worlds. And yet, paradoxically, I find this to be the most honest way to communicate through my work.
Audio (spa-eng)
‘I saw a tree bearing stones in the place of apples and pears’
‘Vi un árbol que daba piedras en lugar de manzanas y peras’
En la iglesia católica existen tres clases de reliquias. La primera clase son partes del cuerpo de una santa. La segunda clase son objetos que pertenecieron a una santa, cosas que usaron o que las rodeaban. La tercera clase son objetos que tocaron el cuerpo de una santa. Para crear reliquias de tercera clase, se perforan pequeños agujeros en las tumbas de las santas. Los objetos se bajan por los agujeros y, una vez que tocan el cadáver, ya no son mundanos: se vuelven sagrados.
Meteoritos, rocas, piedras.
Una obsesión infantil que comenzó inocentemente, alimentada por la curiosidad: ¿Qué historias susurra una roca?
La mitología antigua está llena de advertencias donde jóvenes elocuentes eran castigadas por su voz y transformadas en rocas. La maldición de Medusa significaba que convertía en roca a cualquiera que miraba: mudo, pasivo, inmóvil e incapaz de expresarse. Algunas rocas se creían diosas, encadenadas a la tierra en caso de que decidieran regresar al cielo; celebradas, temidas. Otras tomaban roles centrales en las comunidades, convirtiéndose en lugares de adoración, duelo, sacrificio.
Durante más de dos años he estado recopilando historias de rocas. Muchas pertenecen a personas comunes, como mis antepasadas: mitos entrelazados colectivamente que daban lugar a rituales de cuidado, relacionados con el espacio, la tierra y entre sí. Con el tiempo, estas historias fluctúan, pasando suavemente de generación en generación. Cuanto más me rindo a mi obsesión, más creo que una roca no es muda en absoluto, sino quizás la mejor narradora de todas.
‘I saw a tree bearing stones in the place of apples and pears’ es una exploración de la roca como portadora de historias, un cuerpo migratorio, una visitante silenciosa y misteriosa, llena de proyecciones, sueños y miedos. Es una investigación de los mitos, historias y rituales, y un acto de reivindicarlos.
(ENG)
‘I saw a tree bearing stones in the place of apples and pears’
In the Catholic church there are three classes of relics. The first class is body parts of a saint. The second class is things that belonged to a saint, objects they have used and surrounded themselves with. The third class is the object that touched the body of a saint. To create the third class relics, the small holes are drilled in the tombs of saints. The objects are lowered through the holes and once they touch the corpse they are no longer everyday and mundane - they now become sacred.
Meteorites, boulders, rocks, stones
A child-like obsession that began innocently, fueled with curiosity:
What stories does a rock whisper?
Ancient mythology is filled with cautionary tales where young, eloquent females were punished for their outspokenness and turned into rocks. A curse of Medusa meant that she transformed anyone she looked at into a rock: mute, passive, motionless and unable to express. Some rocks were believed to be gods, chained to the ground in case they decided
to make a return to heavens, celebrated, feared. Some took on central roles in the communities, becoming places of worship, grief, and sacrifice. For over two years, I have been collecting rock stories. Many of them belong to folk people, such as my ancestors: collectively woven myths that gave ground to caring rituals of relating to space the land to one another. Over time these stories fluctuate, gently passed for generations. The longer I give in to my obsession, the more I begin to believe that a rock is not mute at all, but, perhaps, the most excellent storyteller of them all.
‘I saw a tree bearing stones in the place of apples and pears’ is an exploration of a rock as a carrier of stories, a migratory body, a silent, mysterious visitor, filled with projections, dreams and fears. It is an investigation of the myths, stories and rituals and an act of reclaiming them back.
Audio (eng)
Photographs and texts © Emilia Martin